Siempre, en todas las películas, nos han hablado de historias de amor verdadero, de que es el único que tenemos en nuestra vida, que nos acompañará a la muerte. Lo que pasa que, nos creemos que el destino lo pone todo en su sitio, mientras nosotros no vemos que tenemos que luchar por lo que queremos, en vez de dejar que el destino se encargue de hacernos feliz.
Maya nunca fué una chica especial, no destacaba y eso a ella no le importaba, ni le importó.
Tener a una persona al lado siempre le bastaba. Su familia. Aunque vivía sola con su padre.
Pero la vida dice que nada se mantiene hasta el final. Y esta vez lo cumplió. Y ahí estaba la prueba de que ni el amor más importante y más verdadero se tiene al lado para siempre. Aunque... La vida nunca te lo va a quitar todo. ¿Sabrá ella afrontar la situación? ¿ Qué nuevos placeres de la vida o personas aparecerán en la suya? Todo tiene una respuesta.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.