Quizás ya hayas escuchado esta historia antes, entre las páginas de cuentos e historias de un mundo distante. ¿Un cuento ordinario? ¿Una historia ya contada? Puede que sí, puede que no. ¿Por qué no lo averiguas por tí mismo, aventurero?
Hace mucho tiempo los Dioses miraron un pequeño y abandonado planeta cercano al sol, aún no decidían que hacer con él. ¿Destruirlo? ¿Moldearlo? Quizás seguir el orden natural y darle vida para verla prosperar, después de todo ese era su trabajo. Poniendo sus divinas manos a la obra aquellos seres que nos gobiernan crearon vida y le dieron un propósito a ese planeta tan pequeño y solitario, emergiendo de él dos únicas razas; aquellos que fueron bendecidos por magia celestial y aquellos que... No recibieron nada. ¿Es acaso una prueba de los Dioses? ¿Cuál es la necesidad de darle privilegios a una raza y a la otra no? Solo los Dioses pueden responder a esa pregunta.
Los años, las décadas y los siglos pasaron, aquellas razas prosperaban una con la otra, uniendo fuerzas para sobrevivir. Aquellos con el poder de los Dioses ayudaron a levantar reinos y formalizar las civilizaciones que ahora gobernaban la tierra, mientras que aquellos sin poder brindaron la capacidad de diplomacia y liderazgo, eran la mente y la fuerza unidas por la eternidad, sin embargo... ¿Qué clase de historia sería si todo fuese perfecto? No todos pensamos igual, no todos buscamos los mismos objetivos, no todos queremos un mundo así...
El egoísmo humano y su necesidad de tomar todo para ellos mismos siempre será un problema, uno que solo acarrea desgracia y dolor a las pobres almas que deben soportarlo. Lamentablemente... Es la naturaleza humana.
Sé bienvenido a nuestro mundo, aventurero.