Tan solo horas atrás, Beatriz pasó la noche más maravillosa con el hombre de sus sueños, el doctor Armando Mendoza. A diferencia de la primera vez, lo sintió más entregado y presente en ese momento que era de los dos. Beatriz se siente deseada y tiene un incentivo para mantener la esperanza de que esa historia de amor que ella soñó está haciéndose realidad, que la está viviendo.
Armando, por otro lado, está inmerso en una sensación de certeza, ¿sobre Beatriz? ¿Sobre la empresa? Lo cierto es que no recuerda la última vez que se sintió así, igualmente esperanzado y entusiasmado porque todo saldrá bien pues tiene a la mejor aliada para lograr sus metas en Ecomoda y demostrar que fue una buena elección que él estuviera al frente. Además, Armando siente una calidez diferente que reconoce que viene de haber pasado la noche con Beatriz, y quiere repetir.
El ambiente de luna de miel posterior a la segunda noche entre Beatriz y Armando es absolutamente placentero, pero no deja de ser un velo que oculta la realidad: la falsa seguridad de Beatriz que depende de la validación constante de Armando, la gestión ineficiente y emocional por parte de Armando sobre la compañía de la familia y una relación basada en mentiras, infidelidad, engaño y juego sucio.
En este sentido, la satisfacción es efímera. Aunque sea ignorado, todo el entramado construido por Beatriz y Armando está por deshacerse. Sin embargo, solo entonces será posible para ellos observar y comprender sus verdaderas necesidades, que den lugar a una satisfacción más duradera.
Iris va a llegar al fútbol club Barcelona con una sola misión, ser la encargada del documental secreto que van a hacerle a un Gavi que acaba de romperse los cruzados y que ha dejado claro al club que no quiere saber nada de documentales.
Ella no aguantará el mal humor del sevillano, este por su parte no le dará la oportunidad de conocerla.
Pero el amor tiene otros planes para ellos.
¿Qué pasará cuando Gavi se entere que ella está detrás de su documental con el tiempo?