Escribir poemas no ayudo, ni escribir cartas de amor. La sangre de mi corazón se agoto junto a ella mi fuerza y valor. Por más que escribía no me sentía satisfecha y todas esas ideas las plasme con mi sangre y sudor hasta el día de hoy. Este libro se quedó junto a estas ideas pasajeras que alguna vez creí verdaderas, con amores imposibles, noches de amor y desamor, día de desgracia y otros de gracia. Todo esto lo plasmé en páginas y la tinta era mi sangre y el tintero mi corazón con el que alguna vez escribí un amor. Las palabras han quedado plasmadas y es hora de que sean reveladas y contadas.