El despertar de un sueño sin saber quien era, un nombre y un objetivo. ¿Quién fue aquella voz que llamaba?, podía ignorarla. Una vista que nunca vio y un hombre sin razón, lo deseó. La conquista llamó a la puerta de la muerte para ser abierta en brazos por las cadenas de la condena quien se ciño a ella. Nobunaga no pudo estar más encantada de la persona ante ella.