Dazai no podía evitar pensar que kunikida, su compañero de trabajo, era lindo cuando se enojaba y lo mucho que deseaba poder tomar su mano. Chuuya no podía evitar sentir celos al ver como su antiguo compañero, con quien antes conformaba el famoso y temido, soukoku, ahora sonreia nervioso y se sonrojada ante la presencia y cercanía de otro hombre.