-Lis Mackenna, ¿por qué contigo nada es lo que siempre parece?
Tomé un suspiro luego de esbozar una amplia sonrisa.
-Hazme una pregunta que sepa responder.
Él inclinó su espalda apoyando sus brazos sobre sus muslos.
-¿Cuál decisión es la que me obligarás a tomar ahora?
Sonreí levemente.
-La paciencia es una gran virtud.
-Y la honestidad también.
¿Por qué es tan difícil entender que las personas vamos tras lo que queremos?
-Lo dices como si fuera la persona más deshonesta del planeta.
-No lo eres pero si sabes esconder las cosas a la perfección-Se acerca un poco a mí-Recuerda que me debes la vida.
-¿Eso viene al caso?
-Solo te lo reitero para que no olvides que no debes morder la mano que te alimenta.