No quiero que seas mía, quiero que seas tuya, que seas libre, que vueles por tu cielo y de repente te aparezcas en mi ventana cuando no te espere. No quiero que vengas porque te llamo, quiero que una noche cualquiera toques mi puerta, mi cuerpo y mi corazón, sin más. Que me digas te quiero sin usar una sola palabra y escucharte como si lo estuvieras gritando. Nunca querría cambiar nada de ti, pues hasta tus demonios le hacen compañía a los míos. Y qué bonito es quererte Clementine. Simplemente porque me gusta, porque no he visto mejor despertar que tus ojos…