No paro de repetirme en todo lo que pude haber hecho para evitar esto, después de todo el destino ya estaba marcado para ambos, nos habíamos conocido desde niños, ya que nuestras madres son las mejores amigas y creían que podríamos seguir sus pasos, pero no fue así siempre había que nos quitábamos o rompíamos nuestros juguetes hasta después de un tiempo que fui a vivir con mi madre en una mansión para que cuide de su abuelo enfermo, él había cambiado mucho era un chico de pelo moreno, alto y con ojos de azul noche y un ridículo nombre Dean, podría ser el sueño de cualquier chica adolescente, pero no la mía seguía siendo el mismo chico odioso que conocía hasta aquel momento que nos enamoramos.