En ese departamento, quizá demasiado grande para solo dos personas. Vivian aquel par de niños, porque en verdad eso es lo que eran. Por un lado, un pequeño chico sin Quirk, huérfano, y que apenas cursaba el segundo año de secundaria, y por el otro, un joven adulto y heroe de profecion, que acababa de huir del cobijo de su padre, con la mayoría de edad pero aun torpe e inmaduro a pesar de aparentar lo contrario. Sin embargo y pese a los inconvenientes, estos dos ahora debían aprender a cuidarse el uno al otro.
Todos aquellos que conocían a este par tan singular, creían que el Shoto había acogido al desdichado chico por mera lastima. Sin embargo, las cosas quiza hayan sido muy diferentes. Lo cierto es que el mayor realmente sentia muchas cosas por ese niño. Sentimientos como admiración y cariño no dejaban de crecer con forme más lo conocía. Pero tambien otro tipo de sentimientos problematicos crecian y se mezclaban, llegando incluso a empañar a todos lo demas. Estos sentimientos lo agobiaban y le impedían formar un verdadero vínculo con el pequeño. Pero eso era lo de menos, para Shoto lo único que debía importarle, era hacer a Izuku feliz. El estaba dispuesto a dar todo sin recibir nada a cambio, porque cree no merecerlo. No sabe, que es eso precisamente lo que más lastima al menor.
"Yo no soy nadie a quien admirar. Yo te arrebate todo, ¿Por qué no me odias por eso? ¿Qué es esta necesidad que tengo de sentir tu desprecio?
Me siento ridículo y contradictorio, deseando ver tu felicidad, pero al mismo tiempo anhelando recibir todo tu odio. Por favor, Izuku. Dime que me odias, incluso puedes culparme de todo o reclamarme por ser una farsa, uno de esos mentirosos que se hacen llamar héroes, pero que no fue capaz de protegerte a ti o a tu querida madre.
Por favor, deja de sonreírme de esa manera...
Por favor, no dejes de sonreírme así".All Rights Reserved