Era una jodida ironía que Atsumu, que soñaba con ser un atleta profesional, resultara ser un Omega, mientras que su estúpido gemelo, que quería ser un cocinero profesional, resultara ser un Alfa. En opinión de Atsumu, alguien allí realmente la había jodido, porque si cambiaban, ni siquiera estarían teniendo esta conversación. Pero no. El deporte era para Alfas, la cocina para Omegas. Fin de la discusión. Bueno, al menos debería ser así, porque no se iba a rendir tan fácilmente. Dispuestas a luchar por sus sueños, las gemelas deciden intercambiar lugares, poniendo en juego sus vidas, su salud y su futuro.