Una y mil veces repitió sus juramentos, sus palabras enredaron mis sentidos, tejieron ilusiones que ingeniosamente abracé. Pero las verdades acechan en las sombras, soy apenas uno más en su siniestro juego.
No compito por migajas de afecto, ni me conformo con un rincón en sus pensamientos. No busco el amor de quien desconoce su significado, incapaz de dar por completo, perdido en su propia confusión.
Quizás mi lugar en su corazón no es más que un papel secundario en una trama más grande. Mi amor, tal vez, no logre eclipsar a los demás. Soy una pieza incompleta en su rompecabezas emocional.
El karma me retorcido une a ella, a pesar del veneno que trae consigo. Odio este amor que consuma, no por su culpa, sino por como me devora. Soy selectivo en mis entregas, y es injusto que quien considere mi amor eterno, juegue con mis emociones como títeres desechables.
A pesar del tormento persiste la nobleza en mi ser, amarla a pesar del abismo que se cierne. Esta encrucijada podría ser mi perdición, pero busco la manera de convertir la desdicha en crecimiento, de permitir que el amor transforme su dolor en un renacimiento implacable.