La gente siempre dice que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, la verdad es que siempre supiste lo que tenías, pero nunca creíste que podías perderlo
Ese era el pensamiento de Hendrik Munzenmayer, saber lo que tenia pero no llegar a pesar que sus acciones provocarían perderla, a ella, a su esposa, no era culpa de ella que su mal temperamento y su indisciplina con la emociones la tratarán de esa manera, después de esa discusión simplemente se fue, porque como el Imbécil que era, creyó que ella estaría esperando por él a su regreso peor no fue así, ella simplemente ya no estaba...se había ido y él no sabía dónde encontrarla... cada uno de sus intentos por hallarla fue en vano, era como si la tierra se la hubiera tragado, como si el mundo le diera un golpe en la cara insinuándole que todo era su culpa, que se merecía no poder encontrarla
Que su castigo era perderla, pero el no se daría por vencido, ella era su esposa, su mujer, no iba a permitir que la vida simplemente lo castigará de esa manera, iba a luchar por recuperarla...
Ella se fue llevándose un gran secreto que cambiaría sus vidas para siempre y también los uniría innegablemente