Azirafel -en calidad de Arcángel-, debe volver a Londres para encargarse personalmente de una serie de irregularidades detectadas en pleno Camden Town. Ningún ángel raso ha sido capaz de detectar su origen, o ponerles fin. Sin embargo, nuestro protagonista enfrenta la situación sin miedo, ya que una pequeña chispa -llamada intuición divina- surge en lo más profundo de su estómago. Una chispa que insiste en que todo irá bien. Una chispa que asegura que no es más que un mero malentendido. Una chispa que estalla en todo un incendio cuando sus ojos de serpiente le devuelven la mirada.