Ese día frío y nevado donde yo, en vez de darte mi bufanda, cómo típicamente harían en las historias románticas, te dí mi gorro y me desvanecí del frío. Pero ¿Sabes? Todo valió por verte sonreír y sentir esa calidez interna que, tal vez, no haya podido alcanzar mi temperatura física, pero al menos logró el que pueda estar en paz. - Historia de dos pixelitos ficticios inventados en mi cerebro, bueno, el mío y el de otra persona. 02:20 One Shot.All Rights Reserved
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