Los señores Heelshire amaban demasiado a su hijo aunque no lo admitieran en voz alta, aún guardaban la esperanza que algún día su hijo fuera un gran hombre. Pero todo sucedió tan rápido, por su bien tuvieron que mantenerlo entre las paredes. Habían tomado la decisión de tener alguien de confianza por si alguna vez fuera necesario dejarlo a la Merced de la oscura y agridulce vida. Entonces cuando ellos decidieron pasar al otro lado de la vida, escribieron una carta que fue enviada en secreto a New York. Solo esperaban haber tomado una buena decisión el dejar a su hijo en buenas manos.