Nunca supe mentir, y sin embargo, ese día me tragué la verdad. Hasta el fondo, donde aún arañaba para salir, para ser dicha, para susurrarte al oído todo lo que siempre quise decirte, para abrirte los ojos y cambiar la realidad. Y la calciné toda con el café que adentró en mi boca. Quemó hasta extinguirse entre la amargura y la dulzura de la bebida, agonizó entre su aroma fuerte y desapareció. Nunca volvió. Una historia de Inazuma Eleven. Los personajes no me perteneces a mí, sino a Level5. Los nombres están en su versión europea.All Rights Reserved
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