Ella lo tenía todo, fue su amor de adolescente pero solo fue eso, creció y se enamoró como cualquier mujer, su relación termino y decidió regresar a Italia, solo que no contaba con la proposición de Aurelio sobre su mujer, quien no podía concebir, la sangre de los Bianchi no puede desparramarse y ella era la única opción.
La mujer estaba de acuerdo con su esposo y solo Lionetta podría aceptar o perdería todo lo que su familia construyo.
-Tendrás sexo con mi esposo, solo era eso una sola vez.
-No quiero hacerlo, somos amigas, como me pides que me acueste con él.
-Estuviste enamorada de él, ¿O vas a negarlo? -ella negó, era una adolescente que se dejó impactar por el hombre.
-Y si no quedo, no puedo volverlo hacer, y porque debe ser de esa manera, como te vas a sentir eres su esposa.
-Solo acuéstate con el, solo serás eso una muerta en la cama, mientras le deja su semilla en ti, pero yo soy la esposa, esa que nunca va cambiar.
Soledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no saber cómo liberarte de ese espantoso sentimiento. Bueno esos sentimientos rondaban en mi día a día, pensaba que solo yo era la única que podía tener una vida tan horrible, que podía ser la única dolida y la única destruida... pero llego alguien el cual estaba peor que yo, mas dolido, con mucho odio en su corazón, más triste y sobre todo más destruido. Sin siquiera imaginármelo esa fue la persona por el cual yo sigo aquí, porque él fue el que me dio la respuesta a mi pregunta ¿podemos seguir vivos después de sentir tanto dolor? Pues sí, y él era la mejor respuesta para esa pregunta.