-¡Detente! -le rogó Kara. Lena terminó de aflojar su cinturón de un tirón, desabrochó su pantalón y bajó su cremallera antes de que la rubia pudiera repetirlo. Se echó hacia atrás, dejando sus pantalones abiertos y revelando la gran protuberancia escondida sólo por sus boxers de color gris. -Está bien -dijo con dulzura. Kara respiró hondo y se relajó visiblemente. La pelinegra sabía que la estaba presionando, pero no tenía ninguna opción. Kara estaba siendo tan malditamente terca y no la escuchaba. Derechos a su autor/a, esta historia la pueden encontrar en Archive of our own, by gemmestealer24.