Nunca tuve problema con apretar el gatillo o tomar el mango de un cuchillo y cortar la garganta de alguien. Así fui criado. Me resultaba natural hacerlo. Jamás titubeé al hacerlo; tampoco me dolía, no me importaba. Si tenía que matarlos, era por una buena razón: no eran buenas personas. Ahí la tenía, en la mira. Solo tenía que apretar el gatillo y su cabeza volaría en mil pedazos. Entonces, ¿por qué no lo hacía? Por primera vez, dudé. Dudé en acabar con una vida. Su vida. 🥀 Me dolía la cabeza y no podía ver con claridad dónde estaba. Una luz quemaba mis ojos. Visualicé un cuerpo que conocía muy bien. Massimo. ¿Qué hace él aquí? Intenté alcanzarlo, pero no pude. Tenía las manos atadas. Pude apreciarlo mejor. Me estaba apuntando con un arma.