Ah, la primavera... Los árboles florecen, los pájaros cantan, la nieve se derrite, y los animales despiertan de su letargo invernal. Cómo la odio. Mientras todas esas cosas cursis y felices ocurrían a expuertas del instituto, la cruda realidad era que yo estaba corriendo por los pasillos, huyendo de alguien a quien jamás habría deseado conocer. ¿Lo peor de todo? Tenía que conseguir hacerle caer rendido a mis pies. En dos meses.All Rights Reserved