La vida de Leah estaba perfectamente planeada, sabía lo que haría después de graduarse de la universidad, con quien se casaría, donde compraría su primera casa, la edad en la que tendría su primer hijo. Todo. Absolutamente todo planeado con mínimo detalle. Sin embargo, no había planeado conocer a Maevery Roth en su etapa universitaria, y era claro que tampoco estaba planeado lo que sucedió la noche en la fiesta de Navidad. Tampoco fue planeado todos los sentimientos que llegaron después, sabía que su familia la condenaría por amar a Maevery. No estaba bien, no le gustaban las chicas, nunca lo hicieron, estaba segura de sus sentimientos por James, pero ahí estaba, tratando de decidir si iba a atreverse a amar a Maevery Roth o seguiría huyendo de ella.