Desde el momento en que inhalo su aroma necesito tenerla en mis brazos. La hembra humana no sale de mis pensamientos. -¡Oh! -dice, pero luego se detiene y se queda mirándome, congelada―. Hola. Yo tampoco puedo moverme. Esta hembra no se parece a nadie que haya visto. Es bajita, y tiene un largo cabello oscuro. Sus rasgos me resultan tan desconocidos como los de cualquier ser humano, pero, por alguna razón, los suyos me parecen irresistibles. Antes de que pueda siquiera pensarlo, mi lengua sale por entre mis labios para olfatear mis alrededores. Pero ella es lo único que puedo oler. Y nunca había olfateado algo tan delicioso en mi vida. ES MÍA. Siento una necesidad desenfrenada que me recorre el cuerpo. Espera, no. ¡Esto no puede estar pasando! Pero soy débil. Más fuertes son los gritos de mis adentros: Mía. Mía. Mía. MÍA. MÍA.
30 parts