¿ prohibido correr ? corremos.
¿ prohibido gritar ? gritamos.
¿ prohibido pasar la barrera ?... la cruzamos.
Ellos son peores que Adán y Eva, no les prohíbas lo que sabes que van a hacer.
Lo prohibido siempre tiene un atractivo que despierta nuestra curiosidad y nos invita a desafiar los límites establecidos.
Enemigos desde antes de siquiera haber nacido.
La tensión entre ambos es inmensurable.
El deseo ardiente es inaguantable.
Y el caer en la tentación es inevitable.