Elena había crecido en el ala oeste de la Ópera de París. Su madre, una costurera, trabajaba día y noche en los talleres de costura, creando vestuarios para las producciones más grandiosas. De niña, Elena se perdía en las montañas de telas, jugando entre las sedas y las lentejuelas. Mientras que otros niños soñaban con ser bailarines principales, Elena soñaba con las telas que bailaban al ritmo del viento.All Rights Reserved