《 Confío en el programa de variedades para criar a mis cachorros 》
En el año 10086, un programa de variedades llamado "Supervivencia Extrema" irrumpió en la escena interestelar, pero se volvió polarizante.
Muchos cadetes tienen alta estima en este programa de variedades salvaje, pero hay muchos que no están acostumbrados a ver la atmósfera sangrienta y áspera del programa y continúan denunciándolo.
Por eso, la segunda temporada del programa ha innovado.
Han puesto un omega.
Los fanáticos estaban desconsolados y todos pensaron que este Omega no sobreviviría ni una noche.
Pero...
Había un castillo fantasmal, oscuro e inquietante, con cuatro títeres dando vueltas a sus pies, ofreciéndose a ayudar a luchar contra los monstruos, gruñendo y siendo amigables.
En la lúgubre y árida selva tropical, cuatro hermosas pero mortales "serpientes" se enroscaban alrededor de sus muñecas, con sus súper feroces voces lechosas:
- ¡Papá, no tengas miedo, al que te intimide, lo morderemos!
Otros jugadores y monstruos en el mapa:
- ....
¡No te atrevas a meterte con ellos, para nada!
Desde entonces, se ha visto en la sala de transmisión en vivo, el día a día de una cálida familia en la plataforma de esta sangrienta competencia.
Xia Chu no solo sobrevivió, sino que también vivió muy bien, con una familia de cinco miembros, estaba feliz y la popularidad de este grupo en el programa siguió aumentando.
Además de los cuatro cachorros con los que no puedes meterte, Xia Chu también tiene un muslo de oro: El mariscal más joven del imperio, el heredero de la familia Yan, Yan Shiqing.
El mariscal Yan es frío, feroz y capaz de pelear ante los ojos de la gente común, pero la audiencia ve que frente a Xia Chu y sus cachorros, este lobo salvaje se convierte en un tonto husky.
( Disponible en Blog )
Una extraña obsesión.
No supo cuando ni como empezó, era extraño que cada vez que lo veía sus instintos se ponía a flor de piel.
Su nombre era Daenerys Targeryen, y su vida había estado marcada por una obsesión silenciosa pero profunda: Jacaerys Velaryon.
Pero, como las olas que golpeaban la orilla, su obsesión se estrellaba contra la dura realidad de que Jacaerys parecía tan distante e inaccesible como el horizonte mismo.