Qiao Nan: ¡Mierda! Soy tu hija biológica, pero me tratan como si me hubieran recogido de la calle. De hecho, ¡me tratas peor que eso! Madre Qiao: Qiao Nan, no eres tan bonita ni tan inteligente como tu hermana mayor. No eres tan bendecida como ella. ¡No tienes derecho a estudiar, a casarte ni a tener tu felicidad! Qiao Nan: ¿Por qué no se me permite estudiar, casarme ni buscar mi felicidad? ¡Encontraré un hombre ahora mismo y me casaré con él! Qiao Nan se queda estupefacta al descubrir que el hombre que está a su lado es una figura poderosa en el patio, la persona que tiene las perspectivas más prometedoras para ser el futuro Jefe. Qiao Nan mira fijamente al hombre bien formado frente a ella. Tiene abdominales firmes y ojos fríos y escalofriantes. Se traga el nudo que tiene en la garganta mientras saluda: "¡Buenos días, jefe!"
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