𝘚𝘢𝘮𝘢𝘯𝘵𝘩𝘢...
Sus padres la abandonaron cuando era una adolescente, por lo que tuvo que hacerse cargo de su hermanito menor. Con tan solo 17 años, empezó a trabajar como modelo y boxeadora para poder pagar sus gastos y los de su hermano.
Su vida ha sido difícil y el mundo no es color de rosas, es como una palmera a la que la tormenta dobla hacia donde quiere, pensando en quebrarla, mientras que al son de la lluvia ella baila.
Las cosas se definen por aquello que son y también por lo que no son. La luz no se extiende sin la oscuridad, lo masculino sin lo femenino, el yin sin el yang y lo bueno sin lo malo. Lo bueno está en lo malo, pero también lo malo está en lo bueno; es la ley de la vida y todos tenemos que ser corrompidos en algún momento; la vida se compone de una armonía de caos y orden.
Samantha es lo bueno, lo lindo, el orden, la luz en la oscuridad; por otro lado, ellos son todo lo contrario: lo malo, lo despiadado, la oscuridad, el desorden. Parecen ángeles, pero en realidad son unos demonios deseando ser domados. ¿Quién más que ella para hacerlo?
En esta historia nada es lo que parece y espero que siempre lo tengas claro, porque una mente maestra no se muestra, se esconde, manipula, engaña y mueve todas sus piezas clave para mantenerse a favor de la corriente.
Tuviste el descaro de tomar mi corazón y llenarlo de amor,solo para después irte y dejarlo con esa ausencia ¿Por qué eres tan malo? Tus besos ahora me hacen falta,sin ti no puedo vivir y ahora te buscaré y are que arregles esto