El submarino navega en la última noche de la historia

Rafael conoce al Señor Garar el 2 de abril de 1982 en el bar de la Academia, en Buenos Aires. El Señor Garar se convertirá en su guía espiritual. Horas después, en la plaza Rodriguez Peña, descubre a Balthazar, con quién tiene varios encuentros. Balthazar termina confesándole que es el Gran Demonio y que lo imantó a ese lugar porque quiere nombrarlo su heredero. Antes de recibir la herencia, y para merecerla, Rafael tendrá que someterse a una dura prueba.
Balthazar dejará de ser Balthazar para ser el capitán de fragata Chistropher Wreford-Brown, comandante del Conqueror. Al mando del submarino se dirigirá al Atlántico Sur para combatir por la recuperación de las Malvinas. Rafael debe acompañarlo como tripulante del Conqueror.
El submarino realiza un doble viaje, el que va a la zona del conflicto y el que se dirige al pasado transportándose por diferentes tiempos y espacios. En este viaje se jugará el destino del Gran Demonio y también el de Rafael. Hay un tercer viaje, que es el que tiene lugar en la conciencia de Rafael, en la del Gran Demonio, en la de Juan -el ideólogo de la historia -y en los demás personajes que habitan el relato.
¿Qué es todo esto? El camino por donde camina el comandante Christopher Wreford-Brown. Un camino que él mismo construye y deconstruye. ¿A dónde va el comandante? Ese es el secreto que va a conocer Rafael. Las Malvinas tienen un significado metafísico. Es la última cuenta del largo rosario que armó el Gran Demonio orientando sus pasos en la historia. Nada ocurrió al azar. La historia es hegelianismo pero con un espíritu que desciende. Rafael después del hundimiento del crucero General Belgrano por el Conqueror continúa un solitario viaje hasta alcanzar la revelación final.