Sabía que no era más aquella débil niñita, esa a la que todos habían pisoteado de la peor forma, hace mucho era más fuerte, más rápida y más inteligente que aquellos que osaban enfrentarme. Uno a uno cayeron ante mí, con amor o con sangre, por amor o sufrimiento todos terminaron a mis pies. Hasta esos días no tenía idea que tan grande era el error que habia cometido, pero Él me hallo, me hizo implorar clemencia con cada beso, pague un valor muy caro por cada caricia tal vez y solo tal vez demasiado alto. Me seducía la idea de verlos suplicar, ver como se peleaban por complacerme de primeras... El poder me cegaba, me hacía desear cada vez más. Perdí mi rumbo en el momento en que toqué aquello que muchos llamaban paraíso. Nunca habia sido así, pero personas murieron por mi culpa, amigos fallaron a sus promesas, golpes físicos y emocionales dieron un poco más fuerte de lo que realmente creí soportar, algo dentro de mí se apagó, fue como si una mañana despertara y mis emociones hubieran desaparecido. No, no era capricho, mucho menos berrinche. Era algo mucho más oscuro. Era Venganza.