Crecer en una familia tan competitiva, le hizo comprender a Félix una cosa: si querías algo, tenías que tomarlo; por las buenas o por las malas, nada te debe detener de tu objetivo, incluso si ese algo tiene dueño. Por ello, no es de extrañar que, tras el intercambio de miradas con aquel joven de la facultad de Artes, haya decidido que lo quería; costará lo que costará, nada lo detendría de llamar a aquel pelirosa "novio", aunque esté fuera prometido del capitán de Basquetbol.