Hay lobos que visten de corderos, y hay corderos con grandes colmillos ocultos bajo una mueca inocente. El capellán maltrecho y taciturno de la catedral de Saarbrücken tenía un secreto, y yo estaba cada día más cerca de descubrirlo, pero no planeaba enamorarme en el transcurso. Le ví comer, rezar, servir a los enfermos y vagabundos de Saarbrücken, le ví ocultarse en su calabozo para llorar abrazando sus piernas luego de ser azotado por el cura, le oí suplicar perdón a Dios por sus pecados, le ví limpiar manchas rojas de su ropa, que claramente no eran de vino, y le ví huir por las noches al bosque, donde le perdía el rastro por completo. -Attila... Dijo él. -Sé que me has estado espiando. Nadie me había llamado "Attila" en muchos años.
3 parts