¿Serán VALIENTES guerreros que logren domar las bestias internas que los acechan, o será su historia, páginas que redactan finales DESGRACIADOS, escrito con la tinta de su propia desesperación?
Los ecos de sus batallas emocionales resuenan en el oscuro vacío de sus almas, un campo de guerra donde la tristeza y la oscuridad son enemigos implacables, siempre listos para asestar el golpe final.
¿Su amor será el faro que los guíe en la noche más oscura, o el ancla que los sumerja en profundidades donde incluso la luz teme penetrar? ¿Se alzarán marcando su lugar en el universo a pesar de los demonios que los acosan? O, ¿será su historia el lugar donde las estrellas se apagan, una a una, ante la oscuridad consumidora de un poderoso agujero negro?
Escrita con desgarradora intensidad por Luna Aguilar y Samuel Verlaine, cada capítulo alterno despliega el crudo lienzo de la existencia de Clara y Alejandro, dos almas vulnerables acorraladas en el abismo de su salud mental, en un mundo implacablemente indiferente. Cautivos en una lucha constante contra la asfixiante oscuridad de la depresión y la ansiedad que los rodea, aferrándose a un hilo frágil de esperanza.
¿Es posible que el amor, ese destello fugaz en sus vidas sombrías, les ofrezca un resquicio de luz? ¿Será su mutuo entendimiento una llave hacia la salvación, o simplemente los arrastrará más profundamente en sus laberintos internos?
Enfrentando la siniestra posibilidad de que su amor podría ser la última chispa antes de sumergirse en un abismo sin retorno, se preguntan si esta experiencia amorosa podría ser el último acto inevitable donde la guillotina que descenderá para aniquilar cualquier vestigio de esperanza. ¿Podría este amor, tan lleno de promesas y tan plagado de tormento, ser el catalizador para un nuevo comienzo, una puerta a la redención? O, en su lugar, ¿será la lápida final que selle su destino, llevándolos a un vacío irrevocable donde incluso la esperanza se desint
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...