Minato Namikaze, cuando se ganó el título del relámpago amarillo de Konoha, su ego y arrogancia empezó a crecer desmesuradamente.
Mientras su nombre y fama crecían a lo largo del continente elemental, Minato empezó a creer que era intocable e invencible, y que la MUERTE era demasiada lenta para alcanzarlo.
Pero lo que Minato Namikaze, olvidó, es que la MUERTE siempre rie al final, y que el no sería la excepción.
Siendo la misma MUERTE quien se encargaría de destruirlo, y de la manera más dolorosa, a través de uno de sus hijos, y a la vez, nuestro protagonista.