Esto remota al año 1864, un 15 de diciembre, el frío se apoderaba del imperio, pero no era tan malo, en varios estados del país comenzó a nevar por lo que era muy lindo ver a los niños jugar con la nieve, los árboles comenzaron a soltar sus hojas, los productos de te y café comenzaron a venderse bastante, las panaderías comenzaron a tener muchos clientes, las fiestas navideñas comenzaron, las noches comenzaron a ser más bonitas.
En la capital, la emperatriz Carlota, era la gobernante de México, una mujer muy bella, cautivaba a todos, nadie podía odiarla a menos que sea un republicano pero ese día, la noche del 15 de diciembre, Carlota vagaba con sus dos damas de compañía por las calles de la catedral, ella saludaba a todos que la rodeaban pero repentinamente se topo con un lugar algo pobre por así decirlo, habían cajas tiradas por lo que no dudo en ir.
-Su majestad, espere, es muy peligroso
-exclamo la dama de compañía llendo con Carlota quien no escucho asta llegar a una caja en especial-
-Ahi adentro...
-dijo muy asombrada, se agachó y de la caja, saco un bebé-