Desperté un día anhelando cumplir mis fantasías. Un simple relato leido la noche anterior encendió una chispa que estuvo apagada durante unos 6 años de desconexión. La magia de internet. Su presencia y su compañía jamás dejaron de ser una necesidad en mi vida. Aunque lo avainillado de nuestra relación estuviera desmoronando algunos pilares importantes de este vínculo, siempre nos sostuvimos y aprendimos de las experiencias atravesadas. Pero esto es es algo diferente, algo primitivo. Algo escondido en algún rincón de mi organismo que al intentar evadir simplemente incrementó exponencialmente el interés y en consecuencia mi líbido. Así, sin imaginarlo me encontraba deseando que él me someta a sus deseos y no estaba en mis planes negarme a sus pedidos. Iba a ser su "buena chica". *Contenido para mayores de 18 años, de autoría propia*