Pasaba cada segundo como vagabundo, perdido y sin rumbo. Cómo un tributo me rendía a ti sin importar los minutos. Y a tu dulzura me entrego con cada hora qué pasa. Los hombres han medido la distancia del universo, pero jamás podrán medir el amor que te tengo, tan extasiado y enredado en tu presencia que ni respirar puedo, si tú no estás junto a mí desfallezco. Amada mía, los animalitos del bosque envidian tu cantar, y las hermosas flores de las montañas tu belleza, y el sol y la luna como mis ojos te admiran. Me haces contrariarme, me asusta y me encanta, no puedo poder definir esta emoción con palabras y tampoco busco hacerlo. No existe instrumento alguno creado por el hombre que pueda examinar este amor, ni médicos que puedan tratar esta mi enfermedad. Dichosos los...