"¿Imaginabas que sería así?", le preguntó por primera vez.
Eruhaben entró a la habitación de Cale y lo recostó en el sofá junto a la ventana, donde le gustaba sentarse a observar el cielo. Se arrodilló de nuevo y masajeó las piernas vestidas.
"Lo imaginaba diferente", confesó el dragón. "¿Nos odias?", acomodó las piernas con cuidado en el sofá, Cale terminó recostado, ahora lo miraba.
Cale no respondió a esa pregunta.
"Bastardo desafortunado, mira lo lejos que llegamos por miedo a perderte".
Eruhaben se inclinó y le besó la frente.
En la calidez de esa caricia, Cale confesó, "no lo esperaba de ti".
Con una ronca risa se atrevió a abrazarlo, recargar esa cabeza en su pecho y deslizar sus dedos por los mechones sedosos. "Estoy tan cansado de perder personas, Cale".
Después de sellar al dios de la desesperación de repente una luz roja brillante destello desde el templo y todos los que estaban dentro de el fueron transportados a otro mundo.
[Está historia no es mía yo solo la estoy traduciendo créditos a naw1992]