Para Erik amar nunca había sido un problema, no hasta que conoció a Charles, un ángel echo persona, un hombre dispuesto a morir por sus convicciones, un ser humano dispuesto a amar y perdonar, un rey que era prohibido. Todo lo que alguna vez el monarca Erik odió, dió vida al amor que su alma siempre reconocería como verdadero, único y eterno, porque sin importar que sucediera, sin importar lo que dijera la iglesia, el reino, sus esposas, Erik siempre lo amaría.