Gotas de lluvia en el cristal, tienen prisa; quieren hacerse tan grandes que acaban cayendo en la repisa. Se unen rápidamente unas a otras para conseguirlo ¿A quién te recuerdan? Son como nosotros, encerrados hoy por la lluvia en estas cuatro paredes, haciendo problemas, análisis morfológicos y cosas por el estilo. A lo mejor nuestra meta solo es ser algo grande, conseguir lo que ha conseguido la anterior gotita que cayó en el cristal.
PUES NO. Yo quiero ser una gota diferente, quiero hacerme grande, como todas, pero quiero seguir otro camino, haciendo problemas, análisis y cosas de esas, claro.
Siendo a veces la mejor y otras la peor. Pero la lluvia, la lluvia no nos trajo aquí, a este cristal para ser como las demás, ¿no crees?
No quiero caer rápidamente, no quiero tener prisa, no quiero caer en la repisa, NO, me niego.
Quiero recorrer el cristal de punta a punta, conocer todas sus aristas... quiero saber, que si algún día caigo y me uno a las demás, la lluvia no dejará de caer. Y cuando pasen muchos días, cuando hayamos pasado juntos muchas lluvias, entonces me uniré a ti para caer juntos donde a ti te de la gana.
Si alguna vez sentiste que no podías más, si te rompieron el corazón, si confiaste a ciegas y te apuñalaron por la espalda, si creíste que después del dolor no había nada más, este libro es para ti.
En Valentía II encontramos el reflejo de alguien que supo abrazar el dolor y convertirlo en vuelo, como un colibrí renaciendo después de una noche fría de invierno. Kelbin, una vez más, abre las puertas de su alma para mostrarnos que cada caída no es más que un impulso para ser valientes y continuar.