sacrificio de amor

-Es hora de comer -dijo Severus-. Son las tres de la tarde y no quise despertarte.
Harry sonrió ante esto, le dolía, claro que lo hacía, pero no permitiría que eso lo desanimara. Estaba cansado, tanto que apenas y se mantenía despierto. Había perdido tres de sus sentidos. Y ellos tres eran terriblemente necesarios ahora.
No podía ver.
No podía hablar.
No podía sentir.
No volvería a ver a Severus a los ojos, esos que tanto le encendían, no volvería a vivir como antes, no era mas que un estorbo para Severus ahora, pero no podía hacer nada más... ni pronunciar un simple diffindo contra su garganta podía, ni siquiera tomar su varita, por que esta caía de sus manos. No podía sentir las caricias de Severus, esas que había logrado recibir desde hace dos meses, cuando Severus en un arranque de locura y demencia le rogó que rompiera con el hechizo, el día que la varita cayó y Harry volvió a perder el sentido.