Una joven, vestida con harapos y con el aliento agitado, corría a toda prisa a través de un bosque oscuro y retorcido. Las ramas retorcidas de los árboles parecían atraparla en su danza macabra, mientras las hojas secas crujían bajo sus pies descalzos. La luna, apenas visible a través de las densas nubes, arrojaba un brillo pálido sobre su rostro tenso y angustiado. En su huida desesperada, sus ojos se posaron en un imponente castillo que se alzaba en la distancia. Había escuchado los rumores siniestros que rodeaban ese lugar, susurrados entre susurros temblorosos junto a las hogueras de los aldeanos. Sabía quién habitaba en ese castillo, el temible Alucard, un vampiro solitario y atormentado que se decía que era tan peligroso como fascinante. La joven estaba dispuesta a entrar. En esta historia me iré basando y modificando los hechos despues de la tercera temporada.