Tres años. Ese era el tiempo exacto que había pasado desde la noche en que su vida cambió. Tres largos años que habían convertido su dolor en un plan, su tristeza en estrategia, y su amor en odio. Ella era ahora una sombra de lo que fue, reconstruida de sus cenizas para cumplir un único propósito: venganza.
Aquel hombre, el que le arrebató a su padre, ni siquiera lo recordaría. Para él, solo había sido una víctima más en su juego de poder, otro obstáculo en su camino. Un mafioso egocéntrico, arrogante, de sonrisa cruel y ojos oscuros como la misma noche que se había llevado su paz. Él creía ser intocable, pero estaba a punto de descubrir cuán equivocado estaba.
Durante tres años, ella lo buscó en cada rincón oscuro del mundo. No hubo país o ciudad donde no susurrara su nombre en las sombras, hasta que dio con alguien inesperado: un hombre que parecía saber demasiado, que le habló en voz baja, pero con palabras llenas de veneno y verdad. Fue él quien le dio la última pieza del rompecabezas. Gracias a él, ella supo dónde encontrarlo.
Italia fue solo el inicio. Con un billete de ida a Tokyo y la información justa, emprendió el viaje. No habría marcha atrás, ni redención. Esta era una guerra personal, una misión sin misericordia.