Casi siempre no nos gusta dónde estámos. Así que imaginamos dónde nos gustaría estar. Cerramos los ojos y con un pincel mágico tratamos de llenarlo todo con los colores que más nos gustan. Aquellos trazos de colores que le damos a la vida, son nuestros anhelos. Anhelos sobre como nos gustaría que fueran las cosas. Tal vez sobre llorar sin temor, sobre el amor parental que queremos o simplemente el vivir sin miedo. Pero son solo eso: Anhelos. ¿Alguna vez te dejaste llevar tanto por tus anhelos que pintaste una historia diferente de tu vida a la que es en realidad? Yo sí. Y me gustan ambas versiones de mi vida.