Hay veces que nos cuesta darnos cuenta de las cosas, de lo que sucede a nuestro alrededor, e incluso de lo que le sucede a uno mismo. Hay veces que tratan de acerté abrir los ojos, pero simplemente no quieres aceptar nada en absoluto, no quieres aceptar lo obvio, y es principalmente por miedo. No te atreves a aceptar hasta que sentiste la pérdida, hasta que sentiste el vacío, hasta que sentiste como seria todo a causa de esa perdida, y todo por miedo. Me atrevo a decir que tuve suerte, que al menos abrí los ojos, que supere el miedo a aceptar, solo para volver a tener otra clase de miedo. Un miedo que te estruja el corazón, esa clase de miedo que te hace sentir que no mereces lo que quieres, y que aparte le pertenece a otro. Esa sensación conocida como celos. Pero ni pienso negármelo más, no quiero estar sin ella, no llego a comprender porque, pero no quiero, lo único que tengo claro de momento es que esa chica que antes molestaba, ahora paso a ocupar un lugar importante para mí, tal vez demasiado importante. Como todo hijo de Hermes: robaría su corazón La segunda temporada de El poder de la naturaleza
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