El deseo ardiente me convierte en un pecador Esa noche cuando Max decidió que no era digno de regresar a la iglesia se dio cuenta que el pecado lo había alcanzado, culpaba a Dios por poner a una tentación tan grande en su camino, no era justo qué pusiera el fruto más prohibido qué podría existir en su mesa y que le pidiera qué no lo probara, Sergio Pérez era la reencarnación del mismísimo demonio, no era justo, pagano y gitano, hombre, inmigrante, ladrón, homosexual, su padre tenía razón, ese hombre sería la perdición para su pueblo, pero también para su hijo. Max pensó que Sergio antes debió haber sido un ángel, pero algo había hecho que enojó al Señor y lo mandó a la tierra a vivir de la peor manera, sin embargo, el Diablo lo había reclamado y ahora lo mandaba a incitar el pecado en los demás, aún así le pidió a Dios que le permitiera poseer a ese hombre o que lo condenara al infierno y lo alejara de él.All Rights Reserved
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