La diosa Mailenying y el simple mortal Octavio se enamoran profundamente, a pesar de la gran brecha que existe entre sus mundos. Mailenying sabe que su amor es imposible, pero no puede evitar sentirse atraída por Octavio.
Un día, un gran desastre sacude al mundo y ambos mueren. Mailenying, como diosa, no tiene reencarnación y debe aceptar su destino en la inmortalidad. Octavio, por otro lado, reencarna como un mortal común y vive su vida sin saber nada de su vida pasada.
Sin embargo, un día, Octavio sufre un terrible accidente que lo lleva a recuperar algunos recuerdos de su vida anterior. A través de una serie de eventos, se entera de que su antiguo amor fue la diosa Mailenying.
Juntos, intentarán encontrar la forma de estar juntos de nuevo, incluso si eso significa desafiar los límites de dioses y mortales. Pero cuando la catástrofe amenaza de nuevo, deben elegir entre su amor y el destino del mundo.
¿Podrán encontrar la forma de estar juntos o su amor nunca será posible?
A medida que su búsqueda continúa, Octavio descubre que existen otras fuerzas en juego que amenazan no solo su amor, sino la existencia de todo lo que conocen. Pronto tendrán que luchar contra enemigos impensables, enfrentarse a pruebas imposibles y tomar decisiones difíciles, todo para poder estar juntos otra vez.
Sin embargo, a medida que su amor se fortalece, también lo hace su resolución para proteger a todo lo que es importante para ellos. Juntos, descubren que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo, incluso la brecha entre el mundo de un mortal y el de una diosa. Juntos, se preparan para enfrentar su destino y garantizar la supervivencia de todo lo que conocen.
Lin Yi, un trabajador de oficina muy trabajador, murió una noche por exceso de trabajo. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontró en el cuerpo de un personaje que había sido carne de cañón y que había sido casado con un magnate como parte de una alianza comercial entre dos familias adineradas.
En este matrimonio, Lin Yi era prácticamente invisible. Su dominante marido nunca volvía a casa, dejándole sólo una asignación mensual de cinco millones de yuanes.
Lin Yi: ¡Qué buena oferta! ¡Es hora de vivir la vida como un adicto al sofá!
Aparte de eso, Lin Yi también tenía un hijastro llamado Huo Mianmian, un niño de tres años que era pequeño, suave y hermosamente refinado. Sin embargo, el niño generalmente era muy tranquilo y cauteloso con los demás, no se acercaba fácilmente a nadie.
Lin Yi no tenía que preocuparse por criar al niño, disfrutaba de su nueva libertad, su única preocupación era cómo gastar su dinero.
Cuando estaba feliz, compraba un inmueble comercial; cuando no estaba feliz, un coche deportivo...