Adara lo tenía todo, o eso creía ella, cuando vio la verdad frente a sus ojos, jamás se vio en una situación como esta, mucho menos que la traición viniera del hombre que ama, sus ojos se llenaron de lágrimas, pero rogar amor no está en sus posibilidades. Todas esas señales que ella se negaba a ver, estaba siempre ahí indicándole que abriera los ojos, era demasiado tarde. Sus llegas tardes, su exceso de trabajo, los constates viajes y esas ausencias en su cama, todo decidió ignóralas, pero que duele el descaro de sus palabras era la peor traición que no se lo deseaba a nadie. -No era mi intención fallarte. -Aun así, lo hiciste, dime algo que sentiste estar con ella, mientras yo esperaba en casa, tu compañía y tu calor, no pensaste que estabas fallando. -Adara... -Quiero divorciarme, quiero el divorcio, no quiero nada de ti José Manuel nada de ti, ni de ella.