Querer escribir sobre mafia y no caer en repetición de lo que ya hemos leído tantas veces es un reto y estoy dispuesta a cumplirlo.
Simone Masserati, Don de la mafia italiana, conocido como el Dios de la Oscuridad pretende colocar a la reina en su sitio. Para ello recurrirá a su consigliere y un plan bien elaborado que pondrá a la reina a actuar en un escenario que no recuerda pero que nació para tenerlo a su poder.
La reina es Gia Cambell, abogada de prestigio con solo veinticinco años. Alegría, mamá y tía en la Fundación «Mille sorrisi», creada por ella para todos aquellos niños que se han quedado sin un hogar, como algún día estuvo ella.
Ella lidió con la rebeldía de un crío hace muchos años, cuando ella era una niña y desde entonces ese chico le prometió la corona.
Para Gia lo que ha pasado en su vida son planes malévolos del destino, sin embargo, todo ha tenido su propósito. Ser la Diosa de la Oscuridad no denota solo belleza, debe tener carácter, debe ser fuerte, debe saber actuar, dirigir, no doblegarse antes nadie. Angel le aportó todas las las lecciones que la convirtieron en lo que es hoy, una verdadera hembra.
Lo que Gia no sabe es que ese hombre nombrado Angel y titulado para ella como segundo padre es Michelangelo Masserati, anterior Boss de la Mafia Italiana, pues ya había dejado a cargo a su único hijo.
Michelangelo crió dos reyes, dos almas perversas y letales, que algún día pondrían el mundo de cabezas. Porque el lo destruiría por ella, pero ella acabaría con todos por él.
«Son alcohol y fuego. Bombas explosivas que separadas generan desastres, juntos, sería letal».
Descubre como Simone hace que Gia ocupe el sitio que declaró para ella. Cómo es capaz de prender fuego a quien siquiera la roce.