A lo largo de mi vida, he escuchado innumerables veces frases como "deberías esforzarte más", "necesitas un plan", "pareces desinteresada, no pones atención, eres vaga, perezosa y nunca llegarás a nada de esta forma", e incluso "te lo buscas con tu forma de ser", esas malditas palabras se me grabaron a fuego.
Un día decidí tomar las riendas de mi propia comprensión, investigar, aprender más acerca de mi y todo lo que supone y conlleva vivir con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).
El TDAH no es tan visible como otras enfermedades, ni tampoco es algo grave como puede ser otros tipos de enfermedades, pero Sí es una discapacidad que presenta sus propios desafíos. Puede ser un obstáculo, una batalla interna que, sin el apoyo y la ayuda adecuada, puede llegar a ser abrumadora. Mi historia comenzó cuando fui diagnosticada a los 6 años, una edad en la que no entendía completamente lo que significaba. Recuerdo que a mis padres simplemente se les explicó por encima lo que es el trastorno y que con solo tomar las pastillas sería suficiente y desgraciadamente no se les proporcionó una comprensión completa del trastorno.
El viaje con el TDAH ha sido una montaña rusa de experiencias. Aprendí que el TDAH no solo afecta la atención, sino que también se manifiesta en la hiperactividad y la impulsividad. Me di cuenta de que las dificultades de concentración no eran resultado de falta de interés, sino una característica del TDAH. Y, más importante aún, comprendí que no me había "buscado" mi diagnóstico.
El TDAH es una discapacidad real que afecta a muchas personas en todo el mundo. A lo largo de mi vida, he aprendido a vivir con ella y a superar los obstáculos que presenta. El apoyo, la comprensión y la educación son fundamentales. Mi esperanza es que mi historia inspire a otros a explorar y comprender este trastorno, que aquellos que lo padecen encuentren el apoyo necesario para vivir una vida plena y exitosa.